En algún lugar leí o escuché algo parecido al título de esta publicación. Un pensamiento simple y directo que puede ayudarnos en nuestro camino minimalista. Y es que muchas veces nos aferramos a cosas que no utilizamos por el simple hecho de que ya las tenemos, justificando nuestra decisión diciendo que probablemente algún día nos serán de utilidad.
Sólo nos engañamos a nosotros mismos.
La verdad es que si durante tanto tiempo no les hemos dado utilidad, ¿qué nos hace pensar que algún día lo haremos? Lo más probable es el tiempo pasará y todo seguirá exactamente igual. Por eso comparto una pregunta que puede ayudarnos a despojarnos de lo que no utilizamos:
«¿Existe alguien que lo pueda utilizar?»Me refiero a alguna persona que en verdad lo necesite y que pueda hacer con eso lo que hasta ahora nosotros no hemos podido hacer. Si es así, lo mejor es entregarlo a esa persona y disfrutar de su alegría y del placer de saber que aquello cumple el fin para el que fue creado.